Lo que no pasa por el Culo

Colombia, mi querida Colombia, se caracteriza por ser un estado social de derecho, un estado laico, fundado en el respeto por las libertades individuales que no van por encima del bien común. Es aceptada la diferencia de pensamiento y de credo, se reconocen los derechos y se respetan los deberes, la dignidad humana va por encima de cualquier forma de discriminación. Aún así, muchas de estas cosas “no pasan por el culo”, como si el culo fuera impermeable a todo esto.

Empecemos por aclarar que la laicidad es “una cualidad de la sociedad, el estado o las instituciones que actúan de manera independiente de la influencia de la religión y de la Iglesia” según la Real Academia de la Lengua Española. Siguiendo este orden de ideas, siendo nuestro país un estado laico y basado en los principios de separación iglesia-estado, toda esta cátedra de libertades y reconocimiento de derechos debería pasar por el culo. ¿Por qué no lo hace? ¿Es acaso el culo un instrumento tan poderoso que puede contra todo el aparato gubernamental que quiere reconocerlo y dejarlo que haga de el mismo una pajarera si quiere? No, no es tan poderoso.

Lo que sí es poderoso, más poderoso que todos los culos gay unidos de Colombia, es la Iglesia, especialmente la católica, de la cual el estado se separó “de mentiritas”. ¿Cómo sabemos esto? Sentido común queridos y queridas, la realidad nacional dice mucho por sí sola, no hay que leer más allá. La religión ha entablado una férrea guerra contra los derechos sexuales y derechos reproductivos de todos y todas, no sólo en tiempos pasados, aún hoy. Por todos es conocido que la Iglesia católica se ha pronunciado en contra de las mujeres y personas de sectores LGBTI en reiteradas ocasiones, y aún en contra de las libertades sexuales responsables de personas heterosexuales. El Papa dijo en una ocasión que no se deberían utilizar los condones, pues no sirven para nada. Muchos grandes y destacados jerarcas nos han llamado abominaciones, se oponen a que tengamos los mismos derechos de las personas heterosexuales. Casualmente, solo casualmente, el estado ha manejado muchos de estos mismos argumentos y se ha opuesto casi con la misma determinación a reconocernos como ciudadanos de primera categoría.

Son muchos los funcionarios públicos quienes imparten instrucciones y emiten comunicados, decretos, leyes o cualquier otra forma en la que utilicen su poder, con biblia en mano. El Procurador General de la Nación es su mayor abanderado, quien es un incansable en el momento de enviar horda tras horda de argumentos bíblicos fundamentalistas para evitar a toda costa que se lleve a cabo algún acto en contra de la voluntad de Dios.

Pero bueno, cada quien puede creer en lo que quiera, por eso estamos en un país que respeta la libertad de credo religioso. Si, puede creer en Dios, leer la biblia todos los días, recitarla si quiere, pero es que Monseñor Procurador es un funcionario público y por mucha que sea la devoción que le profesa a su fe, sus creencias no pueden afectar ni influir sobre su actuar profesional. Esto nos lleva a la raíz del problema: la incapacidad del estado para “poner en su lugar” a sus propios funcionarios y exigirles que respeten los principios de laicidad y separación iglesia-estado que rigen a Colombia. En muchas ocasiones, esto se da por complicidad, porque muchos de ellos mantienen su “incorruptible moral” y sus bolsillos llenos.

¿Qué nos queda? Ser nosotros quienes exijamos a los funcionarios públicos que nos sean respetados y se nos garantice el ejercicio de nuestros derechos sexuales y reproductivos. Es mi cuerpo, es mi culo, son mis tetas, yo tengo libertad para vivir mi cuerpo responsablemente, porque es mío, no del estado o de Dios. Bien lo expresa PROFAMILIA en su portal web: ¿Si a los hombres y mujeres como ciudadanos y ciudadanas les es permitido decidir el destino de sus países, cómo se les puede privar de tomar decisiones acerca del destino de sus cuerpos?

Eso es exigible, porque no importa cuál sea la preferencia de cada quien, pero el enfoque de derechos es transversal a las políticas del estado y al cuerpo, incluso al culo.

Diego Diversia

Floridablanca – Santander

Febrero 9 de 2011

0 comentarios:

Buscar este blog

Archivo del blog