A propósito del día de la No violencia contra las mujeres

El pasado 25 de noviembre se conmemoró el día de la no violencia contra las mujeres. El hecho de que ese también sea el día del cumpleaños de la mujer que me dio la vida, me despierta una curiosidad terrible por adentrarme más en la que sin duda, es una de las más crudas y repetitivas violaciones a los derechos humanos.

En la ciudad de Barranquilla, fueron muchos los actos y eventos conmemorativos que se organizaron en este día; pero escogí asistir al de la fundación Cedesocial, porque aparte de ser nuestro aliado en el desarrollo del convenio 620 con el UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas) es una organización que durante sus más de doce años de existencia, se ha distinguido progresivamente en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos, en especial de las mujeres en situación de maltrato. Al llegar me encontré con unas cifras realmente escalofriantes: en lo corrido del año, la vida de 26 mujeres ha sido cegada de forma violenta en nuestro departamento, posicionándolo así, como el primero en las estadísticas de feminicidios. Lo más preocupante es que para el mes de junio ya se había igualado la cifra total de feminicidios ocurridos el año anterior.

No es sorprendente esta realidad ya que durante todo el año hemos estado escuchando terribles noticias acerca del asesinato de mujeres en el departamento; desde el homicidio de Clarena Acosta, una reconocida diseñadora de modas y empresaria de la ciudad que fue ultimada de dos disparos en la cabeza a manos por su ex – esposo el primero de enero, hasta el más reciente caso cuando Estrella Morales, una joven desempleada del municipio de Soledad, fue torturada, abusada sexualmente y finalmente asesinada, mientras se le realizaba un ritual para aumentar sus posibilidades de acceder a un empleo. La violencia contra las mujeres no ha conocido de límites sociales ni económicos y ya tampoco se limita a las agresiones verbales o físicas, se ha tornado como una amenaza al derecho más fundamental del ser humano: el derecho a la vida.

En el caso de Clarena, el cual ha sido el más famoso no solo por la brutalidad de haber sido asesinada prácticamente delante de sus hijos, sino por la manera en que se ha irrespetado su dignidad después de su fallecimiento. El juicio que se llevo a cabo en contra de su ex - esposo se dilato durante casi once meses, durante los cuales se expuso al conocimiento público detalles íntimos de la occisa, los cuales a la postre no tenían nada que ver con el crimen acaecido en su contra y que solo sirven para acrecentar el dolor que puede estar padeciendo su familia. Clarena no solo fue privada del derecho a la vida, sino que además se inrespetó su intimidad, su nombre y el de sus hijos después de su trágico fallecimiento.

En la fundación Cedesocial se llevó a cabo un conmovedor acto que no solo recordó a Clarena, a Estrella y a las otras 24 mujeres asesinadas este año. También se destacaron las experiencias de vida de mujeres víctimas de la violencia, experiencias que a pesar de dolorosas nos dejan claro que la fortaleza de las mujeres es enorme, aunque pueda llegar a verse subyugada, jamás quedara reducida. Esas experiencias de mujeres que a pesar del maltrato y las limitaciones han sido capaces de decir: no más, son una voz de aliento para aquellas mujeres que se encuentran opacadas por la sombra del machismo, para que vislumbren una luz, para que recuerden que no son las únicas, que no están solas y que siempre se puede salir adelante si se pone la dignidad personal por encima de cualquier otra cosa.

Los hombres no podemos estar ajenos a esta realidad. Tenemos madres, hermanas, tías, primas, sobrinas, hijas, amigas, etc. Cualquiera de ellas puede ser víctima de violencia y por ello hay que alzar la voz cuando se está hablando de sus derechos y los mecanismos para defenderlos, para que ante todo se propugne en sí mismas la autoestima debida, el respeto, la dignidad y la libertad.

Siempre he tenido la firme convicción de que la discriminación hacia los hombres homosexuales no es más que una variante de la discriminación que durante siglos se ha venido perpetuando hacia lo femenino, siendo la mujer su máxima expresión. Por lo tanto, cada vez que una niña es abusada sexualmente, cada vez que una joven es empleada bajo condiciones inequitativas de trabajo, cada vez que una esposa es maltratada, cada vez que el corazón de una mujer deja de latir, también nosotros somos vituperados. Por eso hoy, mañana y siempre tenemos que mantener una postura firme y en nuestros labios un tajante NO a la violencia en contra de nuestras mujeres.

Willy Diversia

Co-rresponsable Barranquilla

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